lunes, 9 de febrero de 2009

CON LA CONCIENCIA DE QUE HEMOS SIDO ESCOGIDOS POR DIOS













DIA 1

Jeremías 1:5

Estaba sentado a la mesa de un restaurante después de haber dictado una conferencia para algunos pastores, nadie sabía el estado emocional en que me encontraba, trate de ser lo mas profesional en mi exposición, como ha sido mi costumbre, cuando el misionero que nos había convocado a esa reunión de trabajo pastoral propuso que tuviéramos un momento de oración. Todos accedimos agaché la cabeza y comencé a orar, en mi cabeza daba vueltas mi problema económico ¿Cómo le haría para obtener dinero para el sostenimiento de mi familia?. En esas elucubraciones estaba cuando de pronto sentí una mano que se poso sobre mi espalda y en un español bien entendible una mujer me dijo: “antes que te formase en el vientre de tu madre yo te escogí, y te di por profeta a las naciones así es que no temas que yo estoy contigo” aquellas palabras rompieron mi corazón y comencé a llorar de manera incontenible, no se aún si de tristeza o de alegría. Aquella mujer siguió orando en ingles, cuando hubimos terminado, supe que aquella santa no sabía hablar español y era la primera vez que estaba en México. Le dije a Dios gracias por tu amor, gracias por tus palabras, gracias por tu aliento, gracias por tu interés en un imperfecto y lleno de errores hombre como soy y he sido.
Jeremías fue un profeta apasionado, sufrido, firme cuya humanidad le indicaba dentro de la justicia humana, que dejara de lado el mandato que Dios le había otorgado; es por eso que Dios le dice estas palabras que son para usted también, usted debe apropiárselas, dígalas en voz alta y diga gracias Señor porque desde el vientre de mi madre me conociste, antes de que naciera me santificaste (me separaste), solo que por necio no había entendido. Lo mas maravilloso es que me diste por profeta a las naciones, esto es que tengo que predicar a las gentes de tu juicio por sus pecados y de tu amor por el perdón de los mismos; perdóname por no haber entendido esta verdad y privilegio que ahora tomo y me decido a ser ese profeta para tu honra y gloria.
Así es que, entendiendo que cada uno de nosotros hemos sido alcanzados con un propósito glorioso, ese propósito no solo consiste en alabar a Dios, o en ir al cielo, ese es parte del propósito; pero el propósito consiste en hablar con poder y pasión el mensaje del Evangelio, consiste en librar de la condenación eterna a miles de personas que caminan rumbo a la condenación eterna, así como me oyó, usted tiene la responsabilidad de librar a miles de almas del infierno, usted debe ser un verdadero profeta a las naciones. Cuantas veces confundimos la profecía como adivinación del futuro, como que Dios me diga lo que le va a pasar a fulano o a zutano, o cuando va a temblar, o cuando va a suceder un desastre, o que por medio de un sueño Dios me revele la vida de la iglesia para tener un morboso conocimiento; no, la profecía es que hables el Evangelio, que confrontes a la gente en sus pecados, el Espíritu Santo te va revelando lo que sucede en la vida de las personas, cuando tu les hablas la palabra con autoridad y sin rodeos, todas sus acciones son confrontadas por el Espíritu Santo. Cuando Pedro le preguntó a Ananías acerca de la cantidad de dinero que estaba trayendo era en lo que habían vendido la propiedad, Pedro estaba confrontando a ese hombre con la autoridad del Espíritu Santo, por su actitud, por la mentira, y le dice: “porque lleno satanás tu corazón para que mintieras al Espíritu santo…”. En ese momento el Espíritu Santo le dijo a Pedro lo que este matrimonio había urdido, no que el espíritu de Pedro haya ido a estar en el conciliábulo de Ananías y Safira.
En este tiempo me ha tocado escuchar a cristianos y aún a ministros decir: hay que respetar a la gente en sus creencias, en su idolatría, si quieren ser católicos que lo sigan siendo, lo importante es que acepten a Jesús aunque sigan en sus pecados de idolatría, como si Satanás respetara la vida de los santos. ¿Me entiendes? Hoy día, existe tanto egoísmo en los santos, que no pueden tomar la autoridad de Dios en sus manos, esto es que la autoridad de Dios en ellos brilla por su ausencia, viven peleando, criticándose, reprobándose, maldiciéndose y creyendo que son muy buenos santos, algunos hasta se dan el lujo de reconocer que caminan mal; pero no hacen nada por remediarlo, no se si seas esa persona; pero si lo eres ahora es el tiempo de hacer algo al respecto. Los discípulos de Jesús no lo entendieron hasta que el Espíritu Santo descendió sobre ellos, cuando esto sucedió ellos cayeron en la cuenta de que habían sido escogidos con un propósito muy importante y delicado que demandaba todo de ellos, solo que ellos tenían que tomar la decisión de darlo todo, eso si, a medias nada, Dios no desea obligar a nadie, El solo quiere que entiendas que has sido escogido para algo muy grande; pero El quiere todo o nada, a los mediocres dice: “los vomitare de mi boca”
¿Qué tanto aprecias tu escogimiento? Pídele a Dios autoridad para corregir en primer lugar tu vida, quebrántate delante de Él, de su grandeza, de su magnificencia, reconoce que solo El es quien merece la gloria y la honra y que tú tan solo ha sido llamado para servir, y tórnate a Jesús diciéndole:
Jesús haz en mi lo que tu quieras, no hay interferencia, moldéame a tu antojo, no me permitas decirte como hacerlo, ni tomar determinaciones personales en torno a como debo ser para ti, decido ahora olvidarme de cómo te he concebido, olvidar todo lo que se dice que hay que hacer, quiero que con toda libertad hagas de mi lo que tu quieras, que te posesiones de mi, que me uses como tu quieras para tu honra y tu gloria. ¡USAME!

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